
23 Oct 07:41h
La renuncia del canciller Gerardo Werthein se precipitó antes de lo previsto a solo cuatro días de las elecciones de medio término, desnudando la profunda crisis interna y el estallido de las tensiones en el gabinete del presidente Javier Milei, lo que hizo volar por los aires el plan de relanzamiento de gestión que el mandatario tenía planeado para la próxima semana.
Aunque el acuerdo con Milei era que Werthein se iría el lunes, después de los comicios, la dimisión se adelantó, confirmando que el gabinete no llegó entero a la votación.
La salida de Werthein fue el resultado de una fuerte pelea con Karina Milei, la otra integrante del denominado «triángulo de hierro» del poder, si bien el canciller ya arrastraba una relación tensa y diversas discusiones con Santiago Caputo.
Las molestias de Werthein se originaron, entre otras cosas, por la intromisión de la hermana del Presidente en su cartera y su papel como virtual Canciller en giras internacionales, lo que fue escalando las diferencias hasta que la rencilla detonó la renuncia anticipada.
El viernes anterior a que se hiciera pública la dimisión, Werthein se había reunido con el Presidente en la Quinta de Olivos para anunciarle su decisión de irse, la cual Milei aceptó a regañadientes, aunque en la Casa Rosada ya se sabía que la salida era inminente. El anuncio intempestivo se da en medio de fuertes operaciones y una intensa disputa por los casilleros que se liberarán en la gestión, revelando una grave inestabilidad interna en La Libertad Avanza.
La renuncia de Werthein abre una danza de nombres para su reemplazo, entre los que suenan el actual jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el asesor estrella Santiago Caputo. Sin embargo, su puesto no es el único en juego, pues el futuro del propio Francos «pende de un hilo», y varios ministros tienen su silla en peligro o aspiran a escalar posiciones, como el ministro Desregulador Federico Sturzenegger, quien buscaría ocupar el cargo de Luis «Toto» Caputo en Economía.
A esta situación se suman otras vacantes inminentes, como la de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la posible renuncia del titular de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, e incluso la que podría dejar el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, codiciada por Cristian Ritondo. También se menciona que Luis Petri, Manuel Adorni y posiblemente Lisandro Catalán, de Interior, dejarían sus cargos después del domingo.
La disputa interna de poder se hizo evidente con las tensiones entre Werthein y Santiago Caputo, quien realizó gestiones informales con contactos de la derecha republicana en Estados Unidos. La llamada «patrulla digital» que le responde a Caputo incluso culpó al excanciller de que el expresidente estadounidense Donald Trump no estuviera al tanto de que las próximas elecciones argentinas eran de medio término y no presidenciales.
La salida de Werthein causó molestia en la Casa Rosada, donde también están enojados por la filtración y por una serie de cerca de 80 designaciones que el Canciller firmó en sus últimos días y que ahora entrarán en un proceso de revisión. Por otra parte, la Cancillería ni siquiera cuenta con vicecanciller tras la salida de Eduardo Bustamante en julio.
Entre las cartas más pesadas sobre la mesa está la posibilidad de un enroque en el que Francos reemplace a Werthein en Cancillería, dejando su silla de Jefe de Gabinete libre para Santiago Caputo. También suena la fusión de los ministerios de Justicia y Seguridad, o el posible nombramiento de Guillermo Montenegro para Justicia, así como la posible incorporación de figuras del PRO a las vacantes como parte de acuerdos políticos.
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