
28 Jul 15:16h
Mientras el presidente Javier Milei vocifera desde Buenos Aires, en San Juan su tropa libertaria intenta seguirle el tren pero diez escalones más abajo. Juegan con el Javo a muerte, pero sin la sobreactuación de, por ejemplo, el Gordo Dan.
Algo similar pasa en la vereda de enfrente.
Mientras Cristina Fernández de Kirchner combate desde la prisión domiciliaria con mensajes durísimos encabezados por la muletilla «Che Milei», en San Juan el tono del peronismo en general -las primeras líneas- se ubica mucho más cerca de la moderación.
Si los extremos de esta polarización alimentada desde Buenos Aires no son tan extremos aquí en San Juan, la campaña naturalmente llegará amodorrada: la campaña del clonazepam.
Independientemente de las mil y una vertientes que tienen los libertarios en la provincia, las cabezas son el diputado nacional José Peluc y el senador Bruno Olivera. Ellos tienen línea directa con el comando que lidera Karina. El resto acompaña, seguramente de buena voluntad. Pero en la foto siempre aparecen ellos dos. Fin.
Ni Peluc, ni Olivera, defensores a ultranza de las medidas de gobierno, bancaron jamás las groserías del Gordo Dan y compañía. Lo hicieron no por valentía o autonomía política, sino porque claramente tuvieron el respaldo del karinismo para abrirse de la banda tuitera, brazo armado de Santiago Caputo.
Pero no vale la pena distraerse en la interna libertaria. El punto en este análisis es que ni Peluc ni Olivera se extralimitaron, no insultaron, no pronunciaron siquiera la palabra ‘mandriles’. Ese detalle que parece mínimo, es altamente significativo.
Siempre optaron por levantar la bandera del superávit fiscal. Lo otro, la pretendida batalla cultural, quedó en segundo plano. No rinde, al menos aquí en San Juan, agitar la confrontación contra los jubilados, contra los docentes universitarios, contra las personas con discapacidad, contra los médicos de Garrahan.
Acompañaron cada veto, siempre respaldados en la consigna de que el superávit fiscal no se negocia. Pero ahí nomás pusieron el freno de mano. No comen vidrio.
En el peronismo habría que separar a José Luis Gioja del resto. El tres veces gobernador ha sido portador de un discurso muy crítico al gobierno nacional. No se escondió jamás. Pero hoy parece que no sería candidato a diputado. Por el contrario, en Pelado Stream habló de renovación.
La renovación tiene nombres en lo inmediato: Cristian Andino y Fabián Gramajo.
Andino cuida rigurosamente cada declaración pública para evitar pegarse a Cristina. Y cuando tiene que hablar de Milei, lo hace con una formalidad absoluta. Dice que el Estado debe estar presente. Pero jamás lo escucharán hablar de Vicentín o el lawfare. Vade retro.
Gramajo también evita los exabruptos. En Pelado Stream y en otros medios de comunicación viene diciendo que la motosierra se está quedando sin nafta, que la gente lo está observando al presidente y que el ajuste está llegando a un límite. Todo, sin elevar el tono. Si una coma fuera de lugar.
La política de los extremos, al menos aquí en San Juan, parece haber calibrado en modo zen. O modo siesta. Tal vez haya alguna encuesta por ahí dando vueltas, que recomiende no alborotar demasiado el avispero.
Tal vez sea la misma encuesta que le da una alta imagen positiva al abanderado de la moderación: Marcelo Orrego.
Del gobernador -y de sus candidatos- nadie espere declaraciones rimbombantes. Es de prever que lo tengan prohibido. El manual basualdista está vigente y recomienda mostrar gestión y morderse la lengua.
Si los extremos libertario y peronista/kirchnerista entran en la misma frecuencia, entonces se avecina una campaña soporífera. La campaña del clonazepam.
Nadie dijo que sea malo. Tal vez sea incómodo para algunos militantes enfervorizados que quisieran ver los fuegos artificiales. Nada indica que vaya a suceder aquí en esta ocasión.
PELADO STREAM
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