
28 Mar 08:17h
Una de las características marcadas de la gestión de Marcelo Orrego es la moderación. Fundamentalmente, el hábito de evitar los conflictos. Ha dado muestras de ello a lo largo de este año y pico transcurrido y ha sido posiblemente uno de los atributos diferenciadores en relación a Javier Milei. Por eso resulta absolutamente inadmisible que, en el seno de uno de los cuatro municipios identificados con el gobernador, un funcionario haya cometido semejante acto de estupidez.

Reivindicar la figura del genocida condenado por delitos de lesa humanidad Jorge Rafael Videla. Eso fue lo que hizo el secretario de Gobierno del departamento Sarmiento, Juan Femenia. La historia no va a recordar su nombre, pero es nada menos que el brazo político elegido por el intendente Alfredo Castro.
La historia no va a recordar el nombre del secretario de Gobierno de Sarmiento, pero es nada menos que el brazo político elegido por el intendente Alfredo Castro.
Castro es uno de los cuatro intendentes pintados de amarillo que en aquella elección del 14 de mayo del 2023 le arrebataron el poder al peronismo. Valga el repaso: Juan José Orrego retuvo con valores récords Santa Lucía, Sergio Miodowsky ganó como continuidad de Fabián Martín en Rivadavia y Susana Laciar dio el batacazo en Capital, cortando una seguidilla de gobiernos peronistas desde el 2007 hasta ese momento.
En ese contexto apareció -para sorpresa de algunos- esta cuarta victoria, allí en el extremo sur de la provincia, en ese interior profundo que suele costarle más a Juntos por el Cambio. El frente amarillo tuvo siempre mejor penetración en los grandes centros urbanos. Por eso fue valiosa la victoria de Castro, que logró derrotar por ejemplo a una primerísima figura del uñaquismo: Alberto Hensel.
Entonces, que el secretario de Gobierno de este cuarto intendente haya cometido la estupidez de ensalzar la figura del genocida Videla a través de su estado de WhatsApp, tuvo otro tipo de escalamiento. No quedó encapsulado en aquel distrito.
Con inteligencia, el propio oficialismo castrista de el municipio le cortó las alas a Femenia. El primero en apartarse de ese acto de estupidez fue el presidente del Concejo Deliberante. A la postre, quien funciona como viceintendente. Fue un mensaje político: con el 24 de marzo, Día de la Memoria por la Verdad de la Justicia, no se jode (sepa el lector perdonar la expresión, pero como dijo Fontanarrosa, a veces las consideradas ‘malas palabras’ no tienen reemplazo).
El propio gobernador había sentado esa posición categórica el mismo 24 de marzo, con un comunicado que emitió el Ministerio de Gobierno en el que se apartó del negacionismo que propugnan Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel. Orrego rechazó la teoría de los dos demonios.
Por la noche de ese 24 de marzo hubo un episodio raro, un apagón en los alrededores de la plaza España donde se llevaba adelante la ceremonia organizada por organismos de derechos humanos. En ese momento y lugar, a oscuras y sin sonido amplificado lógicamente por la falta de energía, hubo quienes responsabilizaron a la provincia y al municipio de la Capital por lo que sospechaban podía ser una maniobra deliberada. Incomprobable.
Por el contrario, la declaración oficial del propio Orrego fue consistente con la sensibilidad a flor de piel. Jamás figuró en su agenda polemizar con un tema tan delicado para los argentinos y las argentinas que todavía sangran por las desapariciones forzadas, los vuelos de la muerte, los bebés apropiados, las identidades arrebatadas.
Jamás figuró en la agenda de Orrego polemizar con un tema tan delicado como las desapariciones forzadas, los vuelos de la muerte, los bebés apropiados, las identidades arrebatadas.
El funcionario sarmientino subió un flyer con la consigna: ‘Mañana todos del lado de los azules y verdes. Garrote, garrote, garrote’. Ilustró con una foto de Videla y una frase impresa: ‘Dame tres Falcon que lo resuelvo’. Toda una alegoría al terrorismo de Estado.
Femenia cosechó la inmediata condena social, pero también algunos mensajes de apoyo. Pudo haberse escudado en que fue un chiste o una píldora más de la batalla cultural contra los ‘zurdos empobrecedores’. Pudo echar mano a toda la literatura hoy de moda y empoderada que no por repetida se convierte en cierta.
Dicho de otro modo: no por reivindicar a Videla se borran las condenas a cadena perpetua. Solamente el indulto de Carlos Saúl Menem le permitió la libertad después de la condena histórica de aquel juicio a las juntas militares y del Nunca Más. Luego volvió a prisión y allí lo encontró la muerte.
El gobierno provincial adhirió institucionalmente al Nunca Más este 24 de marzo y le puso un límite a los nostálgicos de la represión. Femenia quedó expuesto. Tuvo que pedir disculpas públicamente después. A cambio, pudo conservar el cargo. Habrá tomado nota el resto.
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