‘Nina Galván, una mujer común’, la conmovedora carta a un mes de su partida

Nina Galván

12:29h

Este domingo 4 de mayo se cumplió el primer mes del fallecimiento de Nina Bernardette Labaké de Galván. O Nina Galván. O simplemente Nina. Ícono de la televisión, pionera en su generación, cuya trayectoria quedó escrita en la historia grande de los medios de comunicación de San Juan.

Sin embargo, Nina tuvo otra faceta. Más humana. Esa otra imagen es la que quedó plasmada en la conmovedora carta que le escribió un periodista y ex alumno suyo:

Nina Galván, una mujer ‘común’

Hace algún tiempo Nina Galván quiso explicar parte de su éxito en la televisión sanjuanina dando a entender que se ganó la confianza de toda la comunidad siendo una mujer ‘común’ desde las cámaras de televisión.

Estoy muy enojado. Desde estas líneas y echando mano a unas pocas habilidades comunicaciones quiero aplicar toda la rigurosidad científica y no tanto, para derribar esa creencia que Nina tenía de sí misma. Estamos hablando de la mujer que se convirtió en la cara de la televisión sanjuanina pero que con una estela de gran mujer como se distinguió toda una vida.

Nina estaba equivocada. Era una persona que abrigaba a todos con el respeto, mientras hacía gala de todas las cualidades comunicacionales para enseñar o concientizar. No fue casual que la eligiesen muchas marcas de Buenos Aires para promocionar sus productos, pero por sobre todo porque su imagen y su voz, transmitían honestidad, transparencia y credibilidad.

Sigo enojado. Nina no tenía idea de quién era. Pero tampoco le importaba. Podía convivir y valorar a las personas desde su interior y no por lo que mostraban. Tenia una capacidad para descubrir a las personas con solo mirarla a los ojos. Desde sus creencias religiosas militaba en la importancia de cuidar el alma y del cuerpo y tendía su mano generosa para ayudar y enseñar a desconocidos o nobeles periodistas y comunicadores.

Nina Galván empezó a trabajar en Canal 8 en 1967. Superó los 50 años de trayectoria. En 2024 la Legislatura la distinguió como Personalidad Destacada.

Nina no se guardaba nada, pero jamás levantó la voz. Con sus técnicas de enseñanzas era capaz de explicar que, por ejemplo, una birome sirve en televisión para que las manos de los comunicadores dejen de tiritar y transpirar ante el pánico escénico de una cámara encendida.

Era capaz de apostar por estudiantes para iniciarlos y apoyarlos en su carrera, aunque fueran torpes, tartamudos y un poco atolondrados. Creía en las personas y se daba el tiempo para ayudarlos.

¿Cómo va a decir que era una persona común? No la entiendo. No tenía título en áreas de comunicación y era capaz de perdonar cuando se la acusaba o denigraba en forma injusta por cualquier tema. Creía en la gente y en lo que desde la función pública se podía hacer por la comunidad.

Nina era Nina, una marca registrada. Como me dijo Marcela Podda, aun tratando de reponerse de tamaña pérdida: ‘Allanó el acceso de las mujeres a la televisión. Un mundo muchas veces machista y que ella supo doblegar con su presencia, respeto y femineidad’.

Estoy enojado y triste a la vez, se me ocurren muchas cosas para decirle en la cara y que estaba equivocada, terriblemente equivocada. Que por favor pare de decir tonteras.

Me hubiera gustado frecuentarla un poco más. De haberme tomado un café para decirle en la cara todo lo que aquí escribo, sabiendo que, si lo hubiera hecho, me hubiera abrazado y me hubiera preguntado por mis hijas para salir de ese tema y no incomodarme.

Es que Nina sabía todo, de todos. Era Nina Galván, una mujer a la que agrego el adjetivo de ‘poco… común’, para que no te enojes y que me premies una vez más con tu sonrisa.

Descansa en paz. Sembraste mucho en muchos y no te vamos a olvidar.

Miguel Martín
Alumno de Nina y periodista

Redacción PeladoStream
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