28 Nov 09:19h
Tiene origen literario la frase célebre ‘Los muertos que vos matáis gozan de buena salud’. No cabe ahondar en detalles en esta columna, sino ratificar que en política la premisa está más viva que nunca.
Dar por extinto a un dirigente, más que arriesgado es temerario. Nadie está acabado en política hasta que parte de este mundo. Basta con citar algún ejemplo nacional para entender la magnitud de lo dicho.
Aún presa y con otra condena en puerta, Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo la voz más potente de la oposición en Argentina. Aún menguado y con un partido al borde de la desaparición, Mauricio Macri sigue siendo un actor central e interlocutor forzado de Javier Milei. La lista podría seguir. Cómo olvidar que Carlos Menem falleció ocupando una banca en el Senado.
Por eso cuando algún tremendista le augura un futuro catastrófico al vicegobernador Fabián Martín por haber renunciado a la banca de diputado nacional, se equivoca. Que pagará el costo político, eso seguro. Que se lo recordarán los opositores de aquí en adelante hasta que no quede una gota de provecho, eso hay que descontarlo.
Pero así como Martín era lo más competitivo que tenía Marcelo Orrego en 2025 para dar pelea en las urnas, es natural que lo siga siendo en 2027 cuando llegue la pelea de fondo para renovar mandato en el gobierno provincial, en la Legislatura y en los municipios.
Prescindir de Martín dentro de dos años sería impensable. No será el primero ni el último dirigente que tuvo que optar en pos de un proyecto político mayor a sus propias aspiraciones.
Tal vez la misma vara le quepa al senador Sergio Uñac. El ex gobernador ya no es lo que era en materia de apoyo popular, pero nadie dentro del peronismo se atreve a borrarlo de la lista de aspirantes al 2027. Y no, no hablan del experimento de nacionalizar su nombre sino de la posibilidad tangible de que vuelva a San Juan a disputarle la gobernación a Orrego.
Debido a que esa hipótesis es muy factible, es que hay tanto recelo en la camada de dirigentes que vienen pidiendo pista: con Fabián Gramajo y Carlos Munisaga a la cabeza. Uñac funciona como un tapón para esa generación, básicamente porque tiene una edad que le permite proyectarse a futuro.
Si tiene chances reales de ganar o no las tiene, eso pasa a ser secundario. Lo verdaderamente relevante en este análisis es la potencialidad de existir. Es decir, de conservar una cuota de poder.
El razonamiento también aplica al diputado provincial y ex intendente de Capital, Franco Aranda, quien acaba de compartir en sus redes sociales un posteo de reivindicación de los arbolitos que plantó en la peatonal y le costaron la derrota en 2019 con Emilio Baistrocchi.
¿Por qué subiría esa publicación si no tuviera alguna expectativa de volver al municipio en 2027? El peronismo está tan complicado en Capital que la moneda está en el aire. Puede ser cualquiera. Dependerá también de la performance de la intendenta orreguista Susana Laciar, lógicamente.
De lo provincial a lo nacional, Aranda dijo la semana pasada en Pelado Stream que no es un disparate pensar en una nueva candidatura presidencial de Sergio Massa en 2027. Parece un disparate, sí.
¿Por qué razón el peronismo en pleno le daría su respaldo al candidato que perdió con Javier Milei en 2023? ¿Qué rareza haría que desde Cristina hasta Máximo, Axel, Grabois y compañía se volcaran por Massa otra vez?
Pero la política es el arte de lo posible. Nadie está extinto hasta que parte de este mundo. Y los muertos que vos matáis gozan de buena salud.
PELADO STREAM
Darío Trincado
Posted at 16:05h, 29 noviembreA mi juicio, el apoyo a Massa como candidato a presidente, es difícil desde el peronismo. Uñac para gobernador, dependerá de la caída de LLA, y la no alianza del oficialismo prov con LLASJ. Y Aranda presentarse como candidato a intendente, solo será una obra a telón cerrado con música de fondo y con ecos de aplausos.