
16 Jul 09:31h
El intendente de Rivadavia, Sergio Miodowsky, hizo basualdismo de manual este martes en Pelado Stream: se ajustó prolijamente a la consigna de mostrar sin confrontar.
Ese rasgo de moderación caracterizó los 20 años de oposición que le tocó a su espacio cuando gobernaba el peronismo. Y es el estilo consolidado en la víspera de una campaña que podría ser muy agresiva.
Mientras a nivel nacional escala el calibre de las declaraciones, con expresiones como ‘mandriles’ y ‘no odiamos lo suficiente a los periodistas’, en San Juan se perfila una campaña mucho más discreta, al menos en lo discursivo.
Miodowsky rechazó el calificativo de ‘picante’, aunque sí fue ‘picante’ la semana pasada, al inaugurar pavimentos en el Barrio Foeva con el gobernador Marcelo Orrego y el vice, Fabián Martín.
No se limitó a cortar cintas en esa obra financiada con recursos del Fodere. También les refrescó la memoria a los vecinos, al decir que en la gestión anterior, es decir la de Sergio Uñac, Rivadavia fue el único departamento marginado de los fondos provinciales.
Este martes en Pelado Stream el intendente pudo haber escalado esa declaración, pero prefirió ponerle sordina. Atenuar el estruendo. Ya pasó.
Por el contrario, destacó el carácter colaborativo de todo el Concejo Deliberante, incluidos los ediles del PJ. Los reconoció como parte de esta gestión y corresponsables de la función pública.
Intentó despegarse también del resultado electoral de octubre, al decir que no se está votando por intendente sino por diputados nacionales. Eso es relativo.
Habrá una discusión de modelos políticos, más allá de los nombres elegidos. Ahí los intendentes serán piezas claves, como siempre lo fueron. Y el domingo de la votación estarán atentos al resultado que le tocó a su espacio. Si los favorece, saldrán a exhibir la planilla. De eso no quepa duda.
En esta línea, Miodowsky dijo que hay que mostrar lo hecho por Orrego, porque tal vez la gente no esté tomando la debida nota.
¿A qué se refirió? A que cuando las cosas van mal, están en boca de todos. Pero cuando las cosas medianamente funcionan, pasan inadvertidas. Es lo peor que le podría suceder al gobierno. Sea este o cualquiera.
Por eso la clave fue y será mostrar, mostrar y mostrar. Por eso el mensaje de Orrego es recurrente: le toca administrar sin ninguna partida nacional por fuera de la coparticipación, a diferencia de sus antecesores.
Pese a la insistencia del gobernador en este punto -la caída de los fondos federales- no se lo escuchó todavía confrontar con Javier Milei. Su rival sigue siendo el kirchnerismo, no La Libertad Avanza. Pero la coyuntura amenaza con entramparlo.
Orrego se integró al bloque de mandatarios que impulsan la distribución de ATN y del Impuesto a los Combustibles Líquidos. Pero no se le escapó una palabra en contra de Nación. Esa moderación le costó el señalamiento del peronismo, que le reclama mayor carácter.
Es curioso: el peronismo también es beneficiario de la moderación de Orrego. El gobernador hasta ahora se abstuvo de chocar con Sergio Uñac, su antecesor y todavía el máximo referente de la oposición, hasta nuevo aviso.
Hubo un pico de tensión entre ambos cuando se intercambiaron pedidos de informes en la Legislatura. Pero la sangre no llegó al río, como decía el viejo refrán.
Los pedidos de informes se liquidaron con votaciones silenciosas y aprobación por unanimidad. Todo indica que hubo acuerdo. Hasta aquí llegó el bullicio.
El temperamento dialoguista del basualdismo es fundacional. Le valió muchas críticas de parte de otros opositores durante los años de hegemonía giojista y uñaquista. Pero finalmente esa moderación se consolidó como la opción electoral más competitiva.
La apuesta del oficialismo en la antesala de octubre es que los buenos modales sigan midiendo bien en el cuarto oscuro. Basualdismo de manual.
PELADO STREAM
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