
05 May 08:37h
Hay que tener ganas de defender a los senadores. O a los diputados nacionales. Tarea impopular si las hay. A los actuales y a los que se fueron. Herederos todos de una larga tradición de privilegios, doblemente dolorosos cuando el cinturón le aprieta a la mayoría de los laburantes.
Pero sí, hay que tener ganas de defender a los senadores. O a los diputados nacionales. Porque cada vez que se atacó al Congreso Nacional, se lastimó la democracia. Si queda una garantía de República está en la división de poderes. En la representación de las minorías. Ese es el corazón del sistema.
Si el Poder Legislativo se convierte en un malgasto de plata, si uno cae en la tentación de pedir ‘que se vayan todos’ para ahorrar recursos públicos, ese cuchillo tiene doble hoja. Corta de ida y de vuelta también.
Primero, el indignómetro.
¿Cuánto gana un senador? A partir de marzo, todos los legisladores y legisladoras de la Cámara Alta del Congreso recibirán una dieta superior a los 9 millones de pesos brutos. Todo, gracias a una decisión política de la vicepresidenta Victoria Villarruel. No renovó la disposición que mantenía congeladas esas remuneraciones.
Así, los senadores quedaron bastante por encima de los diputados nacionales, que cobran unos 5,7 millones de pesos mensuales brutos. No está mal tampoco. Pero la brecha con los colegas se disparó al 60 por ciento.
¿Está mal que un senador o un diputado nacional ganen bien por su responsabilidad y tarea institucional? Siempre será motivo de polémica. Es opinable. No está mal. Pero es una provocación cuando al resto de los mortales se les pide sacrificio y más sacrificio.
Pero el indignómetro puede empeorar. ¿Cuántos asesores tiene un senador?
Según datos actualizados al 2 de mayo de 2024, publicados por el sitio chequeado.com, los números son los siguientes
- Sergio Mauricio Uñac, del PJ, tiene 22 asesores, contando 12 de planta permanente y 10 de planta transitoria.
- María Celeste Giménez Navarro, del PJ camporista, tiene 22 asesores, contando 10 de planta permanente y 12 de planta transitoria.
- Bruno Antonio Olivera Lucero, de La Libertad Avanza, tiene 16 asesores todos de planta transitoria.
Es decir, San Juan tiene tres senadores que ganan alrededor de 9 millones de pesos mensuales, pero atados a ellos tres hay otros 40 cargos bien remunerados, en calidad de asesores. Hay nombres conocidos entre ellos.
Para ejemplificar, basta con mencionar al ex vicegobernador Roberto Gattoni, al ex intendente de San Martín Cristian Andino, el ex secretario de Ambiente Francisco Guevara o la ex ministra de Turismo Claudia Grynszpan. Que esto no sea un escrache porque no pretende serlo.
Se supone que los asesores trabajan en la factoría de leyes que debate el Congreso. Que también están abocados a investigar al gobierno de Javier Milei -en el caso de los opositores- para ejercer la función de control que establece la Constitución Nacional.
Es el primer salvavidas para defender al sistema, más que a los senadores, a los diputados nacionales o al batallón de asesores: sin Congreso no hay democracia. Allí y solamente allí están representados todos los ciudadanos y ciudadana que votaron por expresiones minoritarias. Solo de esa manera tienen una voz propia frente a las mayorías.
A menudo esas minorías son solo testimoniales. Aún así cuenta. Peor sería perder hasta el derecho a la expresión. El caso más significativo para graficar este punto es la izquierda. Tienen apenas un puñado de legisladores, con imposibilidad de ganar una votación la mayoría de las veces. Pero con derecho a plantear las disidencias siempre.
No es una cuestión exclusiva de la izquierda. La ultraderecha de Javier Milei y de Victoria Villarruel también funcionó como microminoría durante el gobierno de Alberto Fernández. Y desde ese espacio ínfimo salieron el nuevo presidente y la nueva vicepresidenta de la Nación.
El 24 de marzo de 1976, cuando comenzó la última dictadura en Argentina, lo primero que hizo la Junta Militar fue disolver el Parlamento. Los legisladores no son compatibles con los regímenes totalitarios. Provocan incomodidad. Y está bien que así sea. Son garantes.
Claro que a esta altura defender a los senadores y a los diputados nacionales cuesta mucho. No se dejan ayudar. Pero no se trata de ellos. No se trata de Uñac, ni de Giménez, ni de Olivera. Se trata de algo mucho más importante que ellos.
Basta senadores, por favor. Está en juego la democracia.
PELADO STREAM
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