
29 Abr 08:52h
Lo dijo el ex embajador de EEUU en Argentina, Marc Stanley, en enero pasado: Cristina Fernández de Kirchner pasará a la historia. Si él lo dijo, entonces ya no es una cuestión de fanáticos solamente.
La pregunta lógica siguiente es si Cristina es solo eso, un símbolo de la historia, o si le queda hilo en el carretel. Hay respuesta.
Según el consultor Antonio De Tommaso, de todos los referentes de la oposición, la única que aparece en las encuestas en San Juan es Ella. Tiene alrededor de 25 puntos muy duros, de gente que estaría dispuesta a votarla.
Es un piso elevado. Posiblemente también encuentre un techo ahí cerquita nomás. Pero la respuesta de De Tommaso fue contundente, la semana pasada en Pelado Stream: ‘Todavía queda Cristina‘.
Para los peronistas de San Juan esa verdad se presenta dialéctica y contradictoria al mismo tiempo. ¿Cristina es un problema o es una salvación? Habrá respuestas en uno y en otro sentido seguramente.
Problema, porque la figura omnipresente de Cristina opaca cualquier otro intento de asomar cabeza. Es un límite, una válvula para la renovación. El que quiera aparecer, tendrá que contar con el beneplácito de La Jefa.
Pregúntenle a Axel Kicillof.
Máximo, el heredero político de Néstor y de CFK, le echó en cara al gobernador bonaerense que ‘muchos quieren los votos de Cristina pero no sus cicatrices’. Y sí, Máximo. Y sí.
Es una nueva versión de aquella vieja consigna justicialista: con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede. Es un problema para los que sueñan con dar un paso hacia adelante, romantizar el recuerdo de ‘la década ganada’, pero barajar y dar de nuevo para enfrentar al modelo libertario.
Pero también tiene una cuota de salvación el dilema de Cristina. Porque ella y solo ella les garantiza a los que quieren tomar la posta, un piso de 25 puntos que de otro modo jamás tendrían.
Habrá seguramente mucha discusión al respecto, porque el peronismo históricamente tuvo ese voto cautivo en Argentina, hasta en sus peores épocas. Pero hoy Ella concentra ese respaldo. Nadie logró desplazarla.
Su ‘Che Milei’, chabacano, impropio de una figura de su calibre, se convirtió en marca registrada. Y la puso a rivalizar directamente con el presidente. Segundos afuera, como en el boxeo. No hay lugar para nadie más.
Entonces, renegar de Ella parece mala idea. Lo entendió rápido el peronismo sanjuanino. José Luis Gioja sintonizó finamente con su discurso. A Sergio Uñac le costó un poco más, pero dejó plasmada su coincidencia cuando hizo senadora a Celeste Giménez, referente de La Cámpora y, por lo tanto, de Máximo.
Quien quiera discutir el kirchnerómetro de Gioja y Uñac tendrá dificultades. Llegado el momento, ninguno de los dos se apartará de Cristina. Puede haber más o menos afecto político por la expresidenta. Lo que hay, con seguridad, es mucho pragmatismo. Los puntos de partida son de CFK. Pararse enfrente sería suicida.
Si no, pregúntenle cómo le fue a Ricardo Quintela, el gobernador riojano, en su fallida carrera por la presidencia del partido. Bastó que Cristina chasqueara los dedos para tener a toda la dirigencia encolumnada. Al caudillo provinciano le quedó poco.
Todavía queda Cristina, dijo De Tommaso. Y esa sentencia pega como martillo en la campaña de San Juan para octubre. Lo saben los hermanos Orrego también. Cuentan con esa herramienta para tildar de kirchnerista a cualquier candidato que presente la oposición: sea Cristian Andino, Fabián Gramajo o el mismísimo Gioja.
Andino -apoyado en Uñac- intentará postularse con un halo de moderación, muy alejado del ‘Che Milei’. Su mejor apuesta será ir a la pesca del voto independiente que se le escapó al peronismo en 2023. Desconocer a Cristina no será buena idea.
Gramajo tendrá que hacer malabares para seguir hablando de renovación sin confrontar con CFK. Por historia, por su origen también, puede resultarle más fácil identificarse con Ella.
Sea como fuere, todavía queda Cristina. Para algunos, es un problema. Para otros, es una salvación.
PELADO STREAM
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