
09 Jul 21:19h
La provincia de San Juan se unió hoy a la conmemoración del 209° aniversario de la Declaración de la Independencia Argentina, en una jornada que estuvo marcada por el recuerdo de los valores fundacionales de la Patria y un enfático llamado a la cultura del encuentro. El acto oficial, que encabezó el gobernador Marcelo Orrego y el vicegobernador Fabián Martín, reunió a diversas autoridades provinciales y fuerzas de seguridad, reafirmando el espíritu patrio que, a pesar del receso escolar que impidió el tradicional desfile, se sintió en cada momento de la celebración.
La ceremonia comenzó en la emblemática Plaza 25 de Mayo con el izamiento del pabellón nacional y la entonación del Himno. Posteriormente, la comitiva se dirigió a la Catedral de San Juan para el tradicional Te Deum, un espacio de recogimiento y reflexión.
Un Legado de Coraje y Visión de Futuro
En su discurso, el gobernador Orrego resaltó la trascendencia del 9 de julio de 1816, destacando que la independencia «no solo fue una decisión política, sino un acto de coraje y visión de futuro que nos interpeló hoy a seguir construyendo una Argentina más justa y soberana». Asimismo, hizo hincapié en el accionar de hombres y mujeres de aquella época, quienes con su valentía forjaron la Nación.
La Independencia: un Hito de Consenso y No de Descarte, Según el Arzobispo
El mensaje central de la jornada provino del arzobispo, quien en su prédica durante el Te Deum, se refirió a la independencia como un proceso gestado en comunidad y diálogo. Basándose en el Evangelio de San Marcos («El que no está contra nosotros está a favor nuestro»), el prelado instó a construir con otros, a reconocer el bien en todas sus formas y a sumar esfuerzos en vez de dividirlos.
El arzobispo subrayó que la Declaración de la Independencia no fue un gesto aislado, sino el resultado de un proceso de años, con «miradas y culturas diversas» que, sin embargo, supieron encontrar consensos «a partir de la conciencia de un bien superior». Enfatizó que la Argentina no se construyó «desde la lógica del descarte, sino desde la búsqueda de una causa mayor», una independencia que sirvió a la libertad y justicia de otros pueblos americanos.
Recordó con especial afecto a Fray Justo Santa María de Oro, el sanjuanino que defendió la participación de los pueblos del interior y promovió el respeto por las provincias, demostrando que «se pudo ser hombre de Dios y servidor de la Nación, sin contradicciones ni dobleces».
Un Llamado a la Amistad Social en Tiempos Complejos
Ante el escenario actual del país, el arzobispo hizo un llamado urgente a promover la cultura del encuentro y la amistad social, tal como ha exhortado en repetidas ocasiones el Papa Francisco. «Nos llamó a no encerrarnos en las fronteras del partido, del sector o de la ideología, sino a mirar con altura el bien de todos, especialmente de los más frágiles», afirmó.
Instó a la sociedad a abrazar «una nueva épica, no de caudillos solitarios, sino de acuerdos generosos», donde la independencia fue un motor de compromiso y responsabilidad, y la democracia se fortaleció no solo en las urnas, sino en el trabajo cotidiano por una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
Finalmente, el líder religioso destacó el valor de la vocación política e instó a «sembrar unidad donde hubo división, respeto donde hubo ofensa, y diálogo donde hubo gritos», concluyendo con un mensaje de esperanza y unidad: «No todos pensamos igual, pero todos amamos esta tierra. Y en eso pudimos encontrarnos. Porque como dijo el Evangelio, si no estuvieron contra nosotros, entonces estuvieron a favor. Y eso nos bastó para caminar juntos».
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