06 Nov 08:48h
¿Qué hubiera pasado si el domingo 26 de octubre, en vez de diputados nacionales, se hubiese elegido al próximo gobernador? Por tres puntos, raspando, el PJ hubiera regresado al poder. Lo estrecho del margen por encima del oficialismo orreguista pone en valor el aporte que hizo cada uno.
En este planteo, Rawson y Chimbas, Carlos Munisaga y Fabián Gramajo, decidieron tirar los votos arriba de la mesa del PJ. Puede gustar más o menos la superconcentración de electores del Gran San Juan, que opaca la contribución que puedan hacer los departamentos periféricos. Pero es un dato real.
Tan real que incluso en los municipios del eje Este-Oeste, donde el peronismo perdió holgadamente la elección del 26 de octubre, el aporte que hicieron a la cosecha final fue mucho más significativo que las victorias de los distritos alejados. ¿Por qué? Simplemente por la densidad poblacional de unos contra la densidad poblacional de otros.
Sin ánimo de aburrir, los números sirven para demostrar el punto:
- Rawson aportó más de 25.000 votos a la victoria de Cristian Andino
- Chimbas quedó en segundo lugar, con un caudal de 22.000 votos
- La victoria del peronismo en Pocito aportó unos 13.000 votos. Menos que los casi 14.000 votos que logró el partido en Rivadavia, donde perdieron. Y menos que los 15.000 votos que sumaron en Capital, donde también fueron perdedores. Muy perdedores.
- La victoria estrecha de Romina Rosas en Caucete aportó unos 8.000 votos a la sumatoria final. Fue prácticamente la mitad de lo que logró el peronismo derrotado de Capital.
En este contexto, Munisaga y Gramajo se encargaron de hacer conocer estos números.
El festejo fue de todo el peronismo, pero Andino se coronó de gloria y empezó a proyectarse como candidato a gobernador para 2027. Abrazado bien fuerte por Sergio Uñac en cada foto publicada en redes sociales y en cada nota publicada en Buenos Aires, donde el enfoque fue: En San Juan ganó el candidato de Uñac.
Este empoderamiento del senador y su delfín generó cierto nerviosismo entre los que vienen empujando por una redefinición del orden partidario interno.
No salió a la luz todavía, porque sería inoportuno ensuciar la victoria lograda contra los oficialismos de Marcelo Orrego y Javier Milei. Pero llegará la hora, irremediablemente, de lotear esa victoria.
En ese loteo, Munisaga y Gramajo saldrán a flamear el número: entre los dos sumaron un tercio del total de votos que obtuvo Fuerza San Juan. Uno de cada tres votos peronistas, vino de Rawson o Chimbas.
Comparar ese monstruoso caudal con el voto de San Martín, de donde es oriundo Andino, o 25 de Mayo, de donde proviene el presidente del partido, Juan Carlos Quiroga Moyano, sería devastador.
Sin embargo, siempre quedará abierta la disputa acerca de quién es el dueño de los votos. ¿Es efectivamente el jefe del distrito? ¿O es el candidato que lideró la lista?
Con toda legitimidad, Andino podrá decir que su alta imagen positiva fue determinante para alcanzar el triunfo hace dos domingos. Que con otro candidato, ni Munisaga ni Gramajo habrían alcanzado ese rendimiento que hoy exhiben puertas adentro.
Como sea, quedará sobrevolando una pregunta tras el resultado del 26 de octubre: ¿solo Andino podía alcanzar los 34 puntos o los casi 150.000 votos? ¿O hubieran tenido una performance similar José Luis Gioja o Fabián Gramajo, que de todos modos representaban la oposición a Milei?
Todo esto es contrafáctico e inútil como planteo en retrospectiva. Pero tiene sentido hacia adelante, porque apenas iniciado el 2026 empezarán los movimientos para tomar envión rumbo al 2027.
El empoderamiento de Uñac a través de Andino es notable. Frente a esa reacción en cadena, Munisaga y Gramajo decidieron tirar los votos arriba de la mesa del PJ. No sea que alguien se atreva a decidir el futuro sin antes mandarles un Whatsapp. Por lo menos.
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