
04 Jul 14:58h
Daniela Rodríguez se hizo cargo y apuró a sus colegas intendentes este jueves en Pelado Stream. Tal vez lo hizo sin intención. Pero lo hizo, al decir que las elecciones de octubre no solamente funcionarán como plebiscito para la gestión del presidente Javier Milei y el gobernador Marcelo Orrego, sino también para los jefes comunales.
Aunque la intendenta de Chimbas se hiciera la distraída, el resultado del 26 de octubre igualmente le caerá sobre el cuello como una guillotina. Si ese domingo los libertarios o el orreguismo le pintan el departamento, saldrá lastimada.
El mismo razonamiento les cabe a sus colegas, sea cual fuere su color partidario. ¿Por qué? Porque, más allá de elegir diputados nacionales, se estará trazando la línea de largada para el 2027. Es decir, para las reelecciones en cada uno de los municipios.
Ya pasó antes que algún intendente por ahí se quiso despegar de las elecciones de mitad de mandato y cuando le tocó el turno de someterse a la voluntad popular le fue mal. El ejemplo más fresco en la memoria puede ser Emilio Baistrocchi en Capital. Pero no es el único.
Es cierto también que cuando vienen las olas nacionales poco puede hacer un intendente para frenar el impacto. Pero entender que el azote no les provoca el menor daño sería simplemente negación.
Daniela podría jugar al desconocimiento hasta el día mismo de los comicios. En definitiva, esta vez solo se votará legisladores nacionales. ¿Qué tiene que ver el Congreso con una gestión municipal? Puede haber una amplia gama de respuestas. Pero, al final, todo se reducirá a una compulsa de modelos políticos.
Daniela no esquivó la cuestión este jueves en una entrevista para volver a mirar y escuchar con detenimiento. Lejos de los compañeros suyos que ensayan discursos light o directamente se resguardan hasta que pase el efecto ‘Cristina presa’, ella sentó posición.
Dijo que ‘detesta el Estado ausente’. Y que la condena a la ex presidenta estuvo mal. Que los jubilados y las personas con discapacidad no se pueden quedar afuera del sistema. Y que el candidato que encabece la lista en octubre debe medir muy bien en las encuestas, pero también debe estar dispuesto a dar esta batalla.
Dijo abiertamente que esta elección será un plebiscito para todos, quieran o no quieran admitirlo. Y que por ese mismo motivo los intendentes serán una pieza clave en la arquitectura de la campaña. También deberían serlo en la toma de decisiones.
Por eso Daniela reclamó su derecho a pedir por la candidatura de Fabián Gramajo. No se trata de una cuestión marital. Entre ambos hay una alianza política que hasta ahora superó cada diferencia interna. Hubo discusiones, sí. Hubo diferencias de criterios, también. Pero hacia afuera siempre cuidaron mostrarse como un bloque sólido.
Como ya se dijo y escribió en esta columna, Chimbas y Rawson son el principal activo que le queda al peronismo para enfrentar esta elección. Si no logran imponer su territorialidad en esos dos distritos, difícilmente puedan hacerlo en los otros tres departamentos del Gran San Juan gobernados por Producción y Trabajo: Santa Lucía, Capital y Rivadavia.
Por eso la aproximación de Gramajo y Carlos Munisaga fue estratégica. Y Daniela se acopló a ese tándem. Si van a pedirles a los intendentes un esfuerzo importante en esta campaña, primero tendrían que darles participación al momento de las definiciones.
No está claro que eso vaya a suceder.
Hay un grupo de intendentes que viene pidiendo por la candidatura de Cristian Andino, quien ya cuenta con el patrocinio político de Sergio Uñac. Faltaría que José Luis Gioja de su aprobación. Y que logren conciliar con Gramajo, porque sería absurdo ir a la batalla sin los chimberos.
En ese juego previo, Daniela puso a todos contra la pared. Les recordó que el plebiscito les golpeará la puerta inevitablemente. Quieran o no quieran.
PELADO STREAM
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