16 Dic 13:39h

La escritora y profesora de Letras sanjuanina Adriana Luna ganó el Premio San Juan Escribe «Leonidas Escudero» 2025 por su libro de cuentos «Voces que», un galardón especial que la Legislatura Provincial destina a autores previamente destacados. Luna celebró el reconocimiento como un «estímulo hermoso» en su trayectoria literaria, que le llega al cierre de un año intenso de trabajo.

La obra ganadora será publicada el próximo año en formato impreso y digital, como parte integral del premio. La autora explicó que el título de la obra, «Voces que», no está completo, sino que se finaliza con el título de cada relato: «la propuesta es justamente que cada cuento le da el protagonismo a una voz y tiene un sentido esta voz». Se trata de una compilación de alrededor de 18 a 20 cuentos, fruto de un «trabajo sostenido de ir revisando» su material.

El oficio de escribir

Adriana Luna es una figura conocida en el ámbito académico local, con más de dos décadas de trayectoria como profesora de Letras. Compartió que su vocación por la escritura tuvo que «sobrevivir a la formación, sobrevivir al trabajo, sobrevivir a la demanda de la vida adulta».

Para ella, participar en un concurso es mucho más que buscar el premio visible; es una instancia para «pasar en limpio» y «ordenar» la obra, un proceso de autoevaluación constante.

Al hablar sobre la esencia de su labor, Luna enfatizó la necesidad de ir más allá del mero registro. Para la escritora, la literatura es un arte donde el lenguaje es la materia prima, cuyo propósito es lograr que el lector «sienta cuando lo lea».

«¿Qué es la escritura para vos? ¿Es un desahogo? ¿Es un alivio? ¿Es una protesta? ¿Es un combate? ¿Es tu bandera?», preguntó, invitando a la reflexión sobre el vínculo personal que debe tener el autor con el acto de escribir.

La búsqueda de lo cotidiano

Luna definió su estilo como la búsqueda de «escenas cotidianas que nos atraviesan, que las tenemos al muy alcance y que a veces se nos pasan de largo», narradas a través de un realismo con alta dosis de ficción y el trabajo de la metáfora de lo sencillo. Reconoció que, a veces, corre el riesgo de resultar inaccesible, lo que la lleva a la constante pregunta: «¿Soy obediente al pedido del lector o soy un poco más fiel a lo que me mueve, me llama?»

Finalmente, la escritora reflexionó sobre el eterna tensión entre el libro físico y el digital. Aunque su casa está poblada de papel, reconoció la coexistencia de ambos formatos, pero insistió en la «seducción» del papel, que guarda las anotaciones, las huellas y el «deterioro» del tiempo que lo convierten en un objeto con historia.

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