28 Nov 21:29h

El director musical Marcelo Ayub elogió al Teatro del Bicentenario de San Juan y a su equipo artístico y técnico por la puesta en escena de la ópera Pagliacci. Calificó a la sala como un «oasis en el país» en términos de infraestructura, calidad y vanguardia.

El maestro, quien dirige a la Orquesta Sinfónica, el Coro Universitario y el Coro de Niños y Jóvenes de la UNSJ, destacó que no es común que en el interior de Argentina se monte una producción original de estas características.

El espectáculo, que se presentó con una nueva producción ambientada en los años 40 por el escenógrafo Eugenio Zanetti, se volvió a presentar este 28 y 29 de noviembre.

Ayub ha dirigido en salas de prestigio como el Teatro Colón, pero reconoció que cada debut genera «nervios, adrenalina y muchísima ansiedad». Dijo que estos son sentimientos positivos que indican una buena preparación. Subrayó la calidad humana y profesional de todo el equipo de producción, desde los cantantes principales como Verónica Cangemi, Roberto Saccà y Mario Cassi, hasta los técnicos y stage managers.

Explicó que Pagliacci, del italiano Ruggero Leoncavallo, es una ópera fundamental del verismo italiano de finales del siglo XIX. Esta corriente se distingue por mostrar situaciones de la vida real con toda su crudeza, incluyendo el amor, la pasión, los celos y el odio, en un lapso de tiempo muy corto. La trama se centra en un circo ambulante y las complejas relaciones entre sus integrantes, siendo una pieza musicalmente intensa y concisa, con una duración de solo 1 hora y 20 minutos.

El contador que se dejó llevar por la vocación musical

Marcelo Ayub, oriundo de San Rafael, Mendoza, compartió una anécdota personal sobre su camino a la dirección musical. Reveló que, si bien la música lo apasionó desde los ocho años, por «cuestiones casi familiares y circunstanciales», optó primero por una carrera tradicional: se recibió de Contador Público en la Universidad Nacional de Cuyo.

«La contabilidad fue como una circunstancia», explicó el maestro, señalando que la pregunta de «¿de qué vas a vivir si sos artista?» era muy fuerte. Aunque le gustaban las matemáticas y el estudio, nunca abandonó su formación artística, continuando con la Licenciatura en Piano y, más tarde, estudiando dirección de ópera y orquestal.

Afortunadamente, como afirmó, la vocación le ganó a la profesión, permitiéndole dejar su trabajo como contador para dedicarse «exclusivamente a la música».

Finalmente, el director invitó a la comunidad a asistir a la producción, destacando el «trabajo visual que hay es maravilloso» y la calidad de la música interpretada por el talento local y los artistas invitados.

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