
07 Oct 09:20h
Más allá de la euforia sobreactuada en el Movistar Arena por parte del presidente y las huestes libertarias, quedó muy lejos el sueño de arrasar en las elecciones del 26 de octubre.
Acaso si la aspiración más optimista sea achicar la diferencia con el peronismo axelista de Provincia de Buenos Aires.
Por eso Javier Milei habló con Mauricio Macri sobre recomponer vínculos y hasta repartir ministerios para un par de dirigentes del PRO el lunes siguiente a las urnas. Sin pacto de gobernabilidad, será muy difícil seguir adelante.
En este contexto, se abre una ventana de oportunidad para Marcelo Orrego, cuya gestión nació signada por la debilidad parlamentaria.
En San Juan el gobernador arrancó con un bloque equivalente a un tercio de la Legislatura, que gradualmente logró engordar gracias a los buenos oficios del vice, Fabián Martín.
En el Congreso, Orrego se quedó sin senador por compartir boleta con Patricia Bullrich que quedó tercera cómoda detrás de Javier Milei y de Sergio Massa. En la Cámara Baja, el oficialismo provincial pudo sumar una banca, la de Nancy Picón.
El poder de negociación de Orrego con la Casa Rosada quedó muy acotado: dos votos en el malón del recinto que comanda Martín Menem. Es poco, pero Milei siempre estuvo muy necesitado de contar los apoyos uno por uno.
Para Orrego, entonces, se abre la oportunidad de crecer. Si su lista encabezada por Martín quedara primera el 26 de octubre, lo suficientemente lejos de la tercera fuerza, podría sumar dos diputados más. El bloque orreguista pasaría a contar con tres valiosos votos en Diputados. Seguirá sin senador, pero habrá demostrado que tiene potencial de seguir agrandándose.
Ese es el verdadero reset de Orrego en esta ocasión: revertir la debilidad parlamentaria con el peso de los votos. Una eventual victoria el 26 de octubre lo pondría en el centro del eje gravitatorio. Así se cuenta la historia política sanjuanina desde el regreso de la democracia.
Gobierno que gana, atrae nuevas adhesiones. Gobierno que gana con lo justo, empieza a generar desconfianza. Gobierno que pierde, sufre el síndrome del pato rengo.
Por eso Orrego necesita dar un batacazo decidido en los comicios de este mes, dentro de apenas 19 días corridos. Todas las consultoras lo ponen a la cabeza del ranking de imagen positiva y ese es un requisito indispensable para construir la victoria. Pero no es requisito suficiente.
Traducir la imagen positiva en votos nunca fue directo. De hecho, lo reconoció el propio Martín en Pelado Stream el 20 de agosto. Puede haber votantes de otras fuerzas que tengan buena consideración por el gobernador, pero sigan siendo votantes de otro palo.
Dicho en otros términos, la imagen de un candidato siempre es superior a los votos de ese candidato. Ni hablar cuando la imagen le pertenece al gobernador y pretende trasladarla a un tercero, en este caso su vice.
Martín tiene una buena instalación en el electorado, pero no es Orrego claramente. Ese factor entusiasma al peronismo.
Como los números que manejan todos los espacios son más o menos los mismos, tal vez por ese motivo el peronismo, la primera línea al menos, se priva de cuestionar la gestión de Orrego y focaliza sus críticas en Milei.
La clave de la elección, más que nunca, parece haber quedado reducida a cosechar los puntos que se le fueron cayendo a La Libertad Avanza. El peronismo rivaliza con la ola violeta desde el principio. Orrego se distanció hace poco. Pero se distanció.
Esa distancia fortaleció al gobernador por dos razones. La primera, porque se evitó quedar enchastrado con el escándalo de José Luis Espert (entre otros). Y, la segunda, porque ahora la Casa Rosada lo tiene que convencer de volver a acompañar.
Es otra de las caras del reset del día después.
PELADO STREAM
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