
11 Ago 08:57h
Hace alrededor de 10 años, todavía en su despacho de intendente de Santa Lucía, Marcelo Orrego le recomendó a este periodista que, para interpretar sus movimientos, siempre le mire las piernas. Es decir, que esté atento hacia dónde se dirige. Y que así, tal vez, pueda anticipar lo que viene.
En aquel momento lo dijo para disipar las especulaciones sobre una candidatura a gobernador. Roberto Basualdo lo empujaba para saltar a lo provincial. Orrego resistió y se quedó en su municipio porque entendía que era pronto para dar el siguiente paso.
Pero quedó latente la indicación. Hay que observarlo para descifrar su intención, sobre todo en esta semana de definiciones finales. El próximo domingo, a más tardar, tendrá que revelar el nombre de su elegido para encabezar la lista de diputados nacionales.
A las piernas, entonces. El sábado pasado, Orrego volvió a Santa Lucía. Se mostró al lado de su hermano y principal puntal político, Juan José Orrego. Kanki es uno de los nombres en danza para esta batalla electoral que le toca disputar al oficialismo provincial.
Nadie se apresure a sacar conclusiones. Pero el gesto ocurrió. Y la foto quedó también.
Una foto en la que también estuvo la segunda línea de opciones: el ministro de Familia y Desarrollo Humano, Carlos Platero, y la ministra de Gobierno, Laura Palma.
Platero también proviene de Santa Lucía. Está fuertemente identificado con los Orrego. Y ese es uno de los requisitos indispensables que debe acreditar el candidato, según dijo en Pelado Stream el Jefe de Asesores del Gobernador, Rodolfo Colombo.
Palma también pertenece al círculo de confianza del orreguismo. Pero tiene dos peros. El primero, un alto grado de desconocimiento en la opinión pública. El segundo, un departamento de origen que todavía puede ser afín al justicialismo: Pocito.
La opción de Kanki tiene lado A y tiene lado B.
Por un lado su apellido le garantiza la captación total de los votos de Marcelo, que sigue siendo el político mejor valorado en las encuestas de opinión pública a un año y ocho meses de gestión.
Pero el apellido también podría jugarle en contra. La elección de hermanos para batallar en las urnas fue el signo de los Gioja y de los Uñac durante los últimos 20 años. ¿Caería Orrego en la misma tentación? ¿O evitaría las comparaciones en el afán de sostener la consigna del cambio?
Hay otra alternativa a la altura de Kanki, por nivel de instalación, por identificación con el proyecto provincial y por potencia electoral propia: el vicegobernador Fabián Martín.
Este fin de semana el vice no estuvo en Santa Lucía. Pero los días previos recorrió la provincia con el programa ‘San Juan Escribe’, que impulsa la Legislatura. Pasó por Iglesia, Jáchal, Albardón, Valle Fértil y Calingasta, en un raid que, si tuvo un costado institucional, también tuvo un marcado ritmo político.
Martín juega y, contra algunos pronósticos, no rivaliza con Orrego. Por el contrario, se convirtió en un elemento fundamental para la construcción de consensos en la Legislatura, donde el oficialismo entró con una minoría equivalente a un tercio y pasó a ganar todas las votaciones. O casi todas.
En buena medida, Martín fue el arquitecto de esos acuerdos. Fue el celestino para el acercamiento del bloquismo, que se terminó de consumar la semana pasada con la conformación del Frente Por San Juan.

En esa presentación, Martín estuvo al lado del gobernador. Hubo abrazo y foto. Al vice no le gusta en lo más mínimo la posibilidad de irse al Congreso Nacional, porque implica desarraigo y pérdida de territorialidad. Son dos atributos importantes para quien tiene vocación política. Pero está dispuesto a ponerse el traje de candidato si le toca hacerlo.
Como ya se dijo y escribió en esta columna, la decisión de Orrego se puede resumir con una pregunta metafórica: ¿necesita una bazuca o le alcanza con menos? Todo dependerá de lo que tenga enfrente.
PELADO STREAM
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