
20 May 09:02h
Lo primero que dijo el gobernador Marcelo Orrego este lunes, tras el batacazo libertario en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue lo que tenía que decir. Volvió a cargar contra el kirchnerismo.
Claramente aquella expresión política que supo ser hegemónica y muy popular en los albores de este siglo, hoy genera un rechazo mayoritario. Llegó la hora de pescar en ese mar de disgusto anti-K.
‘Al kirchnerismo no tenemos que volver más’, dijo Orrego este lunes en rueda de prensa. Fue una declaración coherente con su historia política. Siempre estuvo en la vereda opuesta a Néstor y Cristina.
Pero en esta coyuntura, debió salir a decirlo con más fuerza que nunca. El mensaje de las urnas marca ese camino rumbo a octubre.
El interrogante que enfrenta Orrego -y deberá resolverlo- es quién se apodera de esa bandera anti-K que en CABA le arrebató Javier Milei a Mauricio Macri. Si los libertarios hoy son los mejores intérpretes de ese antiperonismo histórico, ¿todos tienen que encolumnarse debajo del León?
El diputado libertario José Peluc lo dijo con notable claridad este lunes en Pelado Stream. El mensaje es para todos los macristas huérfanos de liderazgo: vénganse a La Libertad Avanza.
Para ello tendrán que cumplir una condición sine qua non: adherir de manera irrestricta a las ideas del presidente y esto implica subordinarse al ‘triángulo de hierro’ integrado por Javier, Karina y Santiago Caputo.
Es mucho pedirle a un gobernador que baje la cabeza de ese modo. A Orrego o a cualquier otro. Por eso da la impresión de que el acuerdo entre los libertarios y el orreguismo se vuelve muy difícil.
A través de su vicegobernador, Fabián Martín, Orrego viene planteando que la condición local para cerrar una alianza sería respetarle el primer lugar de la lista de diputados nacionales a Producción y Trabajo. No hay forma de que los libertarios acepten ese trato.
Igualmente da la impresión de que Peluc, como máximo exponente libertario en San Juan, no lanzaría una campaña tan agresiva contra Orrego como sí hicieron los fanáticos porteños contra el mismísimo Macri. Aquí hay otros modales, más allá de la relación tirante que arrastran el diputado nacional y el gobernador de larga data.
Sí se pude anticipar que habrá una carrera entre ambos espacios para apoderarse del voto anti-K, con los matices que ofrece cada uno. El orreguismo, con moderación y Estado presente. El mileismo con expresiones más extremas y un combate directo a todo lo que tenga olor estatal.
En frente, el peronismo estará atento al resultado de esta carrera. En el entorno de Sergio Uñac y de José Luis Gioja hay quienes celebran esta disputa orreguista/libertaria. Creen que se restarán mutuamente los mismos votos.
Hay otros peronistas menos optimistas. Son los que temen que entre orreguistas y libertarios monopolicen la atención del electorado, todavía muy resentido con el justicialismo que gobernó hasta el 10 de diciembre de 2023.
Cristina mide alrededor de 25 puntos en San Juan y garantiza ese piso duro de votantes a cualquier candidato que se presente en su nombre. En cualquier contexto sería poco. Pero en esta coyuntura, es un nivel nada despreciable. Los deja muy cerca del tercio que necesitan para ganar una de las tres bancas en juego.
El problema es que los 25 puntos de Cristina son piso y son techo, prácticamente. Será interesante ver cómo juega el candidato del PJ en octubre. Si se pinta una K bien grandota en el pecho o, como hizo Leandro Santoro, evita cualquier mención que pueda espantarle el voto independiente.
Si la elección en CABA dejó un mensaje nítido para todo el país es que la motosierra todavía mide bien. Que los ajustes sobre jubilados, universidades y salarios, son tolerables para una parte mayoritaria de la población. Orrego lo está viendo. Por eso activó el modo anti-K recargado.
PELADO STREAM
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