27 Oct 08:00h
El contundente triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en las recientes elecciones legislativas, al ganar en los principales distritos del país y en el cordón productivo del centro, garantizó al oficialismo un salto de representación en el Congreso que le permitirá retomar la iniciativa parlamentaria a partir del 10 de diciembre.
Este crecimiento, si bien no otorga mayorías automáticas, le da al presidente Javier Milei la «espalda» para avanzar en las prometidas reformas laboral, jubilatoria y tributaria. El propio mandatario, en su discurso poselectoral, enfatizó su futura estrategia al invitar a la «gran mayoría de los gobernadores a discutir en conjunto estos acuerdos».
En la Cámara de Diputados, la representación de LLA se disparó de 38 a 93 legisladores, asegurándose el tercio que es clave para blindar los vetos presidenciales a cualquier ley opositora.

Sin embargo, la bancada «libertaria pura» es de 83 escaños, ya que en la lista ingresaron nueve dirigentes referenciados con el PRO y uno radical. A pesar de este crecimiento, el oficialismo deberá negociar con bloques de centro y con sus aliados para aprobar proyectos, ya que la Cámara baja se polarizó entre dos fuerzas mayoritarias —LLA y el peronismo— con bancadas minoritarias que actuarán como árbitros.
El peronismo, que resignó apenas cuatro bancas en Diputados, conservará el status de fuerza mayoritaria, pero tendrá el desafío de contener a sus representantes en distritos con gobernadores «dialoguistas» como Tucumán y Catamarca.
En la Cámara de Senadores, donde LLA no ponía bancas en juego, el crecimiento fue significativo: pasó de ocho a 20 bancas al obtener un resultado positivo en seis de los ocho distritos que eligieron representantes.
Este avance se dio a costa de una reducción considerable del poder de fuego del peronismo, que vio su bancada reducirse de 34 a 28 senadores. Pese a sumar legisladores propios, el Gobierno aún necesitará cuatro votos más para alcanzar el tercio en la Cámara alta para blindar los vetos. La mirada oficialista estará puesta en el PRO (seis bancas), el radicalismo (nueve) y los provincialistas (nueve), cuya capacidad de negociación se debilitó tras los comicios.

En resumen, Milei tendrá más soldados propios para proponer iniciativas y evitar derrotas abultadas, pero la aprobación de sus leyes de fondo, como las reformas laboral, jubilatoria y tributaria, dependerá de su capacidad de negociación para construir un conglomerado oficialista que le devuelva la iniciativa legislativa.
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