
01 Jul 09:24h
El fin de semana pasado La Libertad Avanza terminó con las especulaciones y se cerró definitivamente a armar un frente electoral con cualquier otro partido político. El que quiera sumarse será bienvenido. Pero para acompañar nomás, porque los candidatos serán violetas. Y punto.
Esas son las reglas que bajó José Peluc directamente desde Buenos Aires, con la firma de Karina Milei. Si lo dice ‘El Jefe’, jamás habrá margen para desobedecer. Los libertarios encontraron un modo de funcionamiento efectivo hasta ahora: la verticalidad sin concesiones.
Todo aquel que tuvo la osadía de cuestionar una coma del modelo fue amputado. Sin anestesia. Por ahora el esquema les funcionó. Cuando algunos auguraban el colapso del gobierno, los niveles de apoyo popular siguen lo suficientemente altos como para conservar el poder político. No es poco.
Peluc bajó dos coordenadas nacionales. La primera, que no habrá frente electoral. Ni siquiera podrá figurar su propio partido, ADN, que fundó cuando se separó de Producción y Trabajo. Será La Libertad Avanza y punto.
La segunda coordenada es que los candidatos serán definidos por los órganos partidarios. Es decir, a dedo. Parce que Martín Turcumán pica en punta.
Entonces toda chance de acercamiento con Marcelo Orrego terminó de sepultarse. ¿Por qué? Porque, como ya se dijo y escribió en esta columna, para el gobernador sería inaceptable un acuerdo de subordinación.
Sin importar la consultora, todas coinciden en que Orrego mide unos 15 puntos más que Milei en San Juan. La pregunta lógica es: ¿quién podrá trasladar mejor su imagen a su candidato a diputado nacional?
Para los libertarios la cuenta es muy sencilla. Lo único que tienen es Milei y nada más que Milei para plantear en campaña.
Y no es una exclusividad de esta elección de mitad de mandato. Una fuente que participó de la reunión libertaria contó algo que dijo Peluc, entre lo suyos. Les planteó que es la hora de jugarse el todo por el todo. Que no hay margen para las medias tintas. Y que eso implica saber que así como Milei los puede hacer ganar ahora, quedarán pintados para toda la vida. Es y será una elección definitiva.
Algo muy parecido a lo que fue el menemismo. O el kirchnerismo. Quienes se identifiquen con Milei lo serán a perpetuidad. La habilidad para camuflarse de otra cosa según el viento que sople -al estilo Bullrich- no va más.
La confrontación exagerada con el kirchnerismo configura una elección muy polarizada, sin lugar para terceras posiciones. Ese planteo binario favorece al peronismo sanjuanino, siempre y cuando el candidato sepa sintonizar esa frecuencia.
Cabe preguntarse entonces si Cristian Andino, el hombre favorecido por el uñaquismo, sería capaz de encarar una campaña agresiva tanto como le impone su partido político. La moderación no parece ser buena idea táctica.
¿Dónde queda Orrego entonces, que hace un culto de la moderación?
El gobernador quedará desafiado a abrir con los codos un espacio con el signo de lo provincial. Puede aferrarse fuerte a ese activo, teniendo en cuenta que sus colegas vienen obteniendo resultado relativamente positivos. A excepción del porteño Jorge Macri, el resto de los mandatarios fue profeta en su tierra.
Sin embargo octubre llegará con un condimento sin precedentes en este 2025 electoral: los comicios serán simultáneos. Y las olas nacionales siempre empujan fuerte.
En términos estrictamente locales, ni los libertarios ni el peronismo tienen el poder -en el amplio sentido- que hoy concentra Orrego. Pero no será una posta local.
Los peronistas llegarán con lista de unidad, pero habrá que ver finalmente qué precio pagan por esa unidad. Y qué tenor le imprime el candidato que encabece la lista, a una campaña no compatible con tibiezas.
Orrego intentará hacerse fuerte con la gestión. Ese es su gran diferencial: por primera vez un comicio lo encuentra en el gobierno.
Y los libertarios jugarán un pleno a Milei. Es lo que tienen: Milei y nada más que Milei.
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