La jugada pragmática de Orrego para ponerse por encima de la grieta

09:05h

Mientras para los peronistas Marcelo Orrego es Milei, para los libertarios el gobernador de San Juan es un impuro que acompañó en la medida de su propia conveniencia, pero nunca estuvo verdaderamente convencido.

En este contexto el gobernador habló de ‘dejar atrás las divisiones’ en el Foro Iberoamericano de Garantías y Financiamiento que se llevó a cabo en Bariloche. No fue un discurso de ocasión.

Fue claramente un mensaje político frente a un auditorio bastante diverso, a 30 días de ir a las urnas.

Orrego ha participado poco de la campaña en la provincia hasta este momento. Se mostró en afiches y en algunos posteos en redes sociales, pero las caminatas y el contacto militante cara a cara estuvo a cargo del vicegobernador Fabián Martín, del resto de los candidatos de la fórmula y de los intendentes, fundamentalmente.

En algún punto podría decirse que Orrego se preservó de esa trinchera cuando su discurso apunta a ponerse por encima de las divisiones. Apenas asome tendría que responder a los cuestionamientos. Y no lo hará.

En Bariloche, Orrego habló de dejar atrás las divisiones como único camino para la recuperación del país frente a pares de un muy amplio abanico.

Estuvieron desde el pampeano Sergio Ziliotto, hasta el rionegrino Alberto Weretilneck, la vicegobernadora del riojano Ricardo Quintela, el jujeño Carlos Sadir, y fundamentalmente el presidente del Consejo Federal de Inversiones, Esteban Lamothe, un peronista que se formó en la escuela del fallecido Chueco Mazzón.

Frente a ese auditorio también integrado por banqueros y empresarios de diverso calibre, Orrego se esmeró en mostrarse como un gobernador moderado en un país ávido de sangre.

Hay que reconocerle a Orrego que está jugando políticamente. De manera muy dosificada, midiendo cuidadosamente sus apariciones públicas y fundamentalmente sus palabras, pero está jugando políticamente.

Desde ese punto de vista, Orrego está más cerca del peronismo sanjuanino -que no es el peronismo porteño ni mucho menos el bonaerense- que del fanatismo libertario que detesta profundamente al Estado y desprecia la política.

Orrego, de cuna peronista, reivindica la justicia social y lo materializa a través de algunas políticas que parecen más la continuidad de las gestiones anteriores, que un giro creativo o innovador.

El cambio que llevó a Orrego al poder en 2023, fue más de modos que de fondo. La austeridad como bandera porque, como dijo Milei: no hay plata.

El reparto de notebooks entre docentes de escuelas de toda la provincia, el boleto educativo gratuito o el sostenimiento de la obra pública con recursos propios, son apenas algunas puntas de esta gestión que le dio continuidad a José Luis Gioja y a Sergio Uñac pese a la estrechez de recursos federales.

Decir esto irrita al peronismo clásico, que acusa al gobierno de estar terminando las obras iniciadas por la gestión anterior. Es una imputación bastante insólita. ¿Acaso está mal?

En esta línea, Orrego está marcando una diferencia clarísima con la postura libertaria. A diferencia de Milei, para el gobierno provincial el Estado es promotor de bienestar. No es una entidad demoníaca.

Pero, para los peronistas Orrego es Milei. Y para los libertarios, Orrego es un impuro. En este tironeo, el gobernador se defiende con política.

Política discreta que se nutre del manual clásico. Es justamente lo que se está viendo por estos días en el amplio espectro del Frente Por San Juan: mucho contacto cara a cara, encuentros con la militancia y la expectativa de consolidar un territorio que por momentos parece pertenecerles y por momentos amenaza con dejarles gusto a poco.

Ya le sucedió a Orrego en 2023, cuando después de ganar con más del 50% las elecciones en julio tuvo que conformarse apenas con la tercera diputación nacional -para Nancy Picón– y ninguna senaduría.

Hoy está pagando esa debilidad en el Congreso. Es lo que necesita revertir, precisamente, con política.

PELADO STREAM

Daniel Tejada
hola@peladostream.com.ar
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