Indignación global tras el ataque de Israel a un hospital en Gaza

14:45h

El mundo se ha estremecido esta semana ante las imágenes del bombardeo a un hospital en Gaza, un incidente que ha provocado una condena internacional y ha llevado a la consideración de la acción como un posible crimen de guerra.

El ataque, atribuido al gobierno de Benjamín Netanyahu, constituye una atrocidad y una flagrante violación de las convenciones internacionales, especialmente la Convención de Ginebra de 1949. El hospital afectado, claramente identificado con el símbolo de la Cruz Roja Internacional, albergaba no solo a médicos, enfermeros y pacientes gazatíes, sino también a periodistas.

El politólogo Sergio Guzmán, en su análisis para Pelado Stream, destacó que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha «exigido explicaciones» al gobierno israelí, catalogando el suceso como una atrocidad. La Convención de Ginebra de 1949 establece de manera «enfática, clara y sin ningún lugar a dudas» que las instalaciones, equipos móviles y personas identificadas con la Cruz Roja Internacional o la Media Roja son «intocables» e «inviolables», considerados incluso territorios de refugio.

Guzmán fue categórico al afirmar que «no hay excusa que valga» para justificar el ataque, descartando cualquier pretexto como la sospecha de espionaje. Este hospital era, además, uno de los más grandes y de los últimos que quedaban en una zona devastada por la hambruna absoluta, un contexto que organizaciones internacionales han calificado como «limpieza étnica».

Frente al argumento de que la guerra fue iniciada por Hamas con el secuestro de israelíes, Guzmán enfatizó que, incluso en las leyes más básicas, «la pena debe ser equiparada o equiparable precisamente al daño ocasionado». Calificó la fuerza empleada por el Estado de Israel como «desmesurada», contrastando el poderío de un estado con armamento nuclear con la realidad de Palestina, a la que describe como un «estado fallido» o «difuso».

Esta desproporción es «indudable, innegable y cada vez más insostenible». La situación ha generado una «posición sumamente incómoda» para Estados Unidos y aquellos que apoyan la causa israelí, ya que las imágenes transmitidas por los medios internacionales son «contundentes» y difícilmente homologables por cualquier persona en su sano juicio.

Aunque el descargo del gobierno de Netanyahu ha sido admitir un «error» y prometer una investigación, Guzmán rechazó esta explicación. Argumentó que «no puede haber errores» cuando se habla de supuestos ataques quirúrgicos, calificando el hecho como una «masacre». Además, señaló que «todo el mundo allí sabe cuáles son los edificios que son hospitales».

Guzmán vinculó este tipo de acciones con la convicción del primer ministro israelí de que «Palestina no tiene derecho a existir», una postura que choca con quienes abogan por la coexistencia pacífica de ambos estados y que ignora la preexistencia de Palestina como territorio antes del Estado de Israel.

La repercusión internacional de este ataque ha sido particularmente impactante debido a la presencia y, en algunos casos, el asesinato de periodistas occidentales de agencias como Reuters y la alemana Deutsche Welle (DW). Guzmán señaló que, en el pasado, la muerte de colegas de cadenas de Medio Oriente o Lejano Oriente no había generado el mismo eco global.

Este ataque directo a la prensa es un «claro atentado a la libertad de expresión», ya que busca coartar la capacidad de los periodistas de transmitir la realidad «in situ» desde la zona de conflicto. La consecuencia de esta intimidación puede ser el retiro de los reporteros, lo que «corta el flujo informativo» y «invisibiliza» las graves consecuencias humanitarias de la guerra, como la hambruna y las mutilaciones.

Finalmente, el politólogo recordó que no solo los hospitales están protegidos por las convenciones internacionales, sino también los centros culturales, las ruinas que dan testimonio de la civilización humana y el personal de prensa debidamente identificado.

Guzmán advirtió que este «choque de intereses» es un problema arraigado que «va a seguir existiendo» a lo largo de las generaciones, y que somos «testigos de la historia» de un conflicto que se enmarca en una «mega superestructura» justificada, paradójicamente, «en nombre de la libertad».

PELADO STREAM

Redacción PeladoStream
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