03 Nov 09:16h
Aquí en Pelado Stream, el referente de Juan Grabois en San Juan, Eduardo Camus, celebró que el 75% de los sanjuaninos le dijo que no a Milei. Sumó los votos de Cristian Andino y los de Fabián Martín también. De inmediato una dirigente orreguista reaccionó en privado. Bajo su perspectiva, Camus está equivocado: la gente le dijo que no al kirchnerismo.
El factor común salta a la vista. El arco político identificó el resultado del 26 de octubre como la victoria del rechazo. Rechazo a Javier Milei o rechazo a Cristina Fernández de Kirchner. Da igual.
La moraleja entonces es que las campañas propositivas, no confrontativas, no sirven. O sirven poco. Jugar moderadamente eleva el riesgo de derrota.
Acaso fue lo que padeció el gobernador Marcelo Orrego, al intentar ponerse por encima de la polarización nacional, en la antípoda del kirchnerismo pero también a una distancia razonable de los libertarios que pusieron a los gobernadores como enemigos del bien. Degenerados fiscales.
No es un factor novedoso en absoluto. El voto anti explica la historia democrática en Argentina. De hecho, en su última carta a los apóstoles del peronismo, desde San José 1111, Cristina hizo un racconto de los 40 puntos históricos del antiperonismo que cosecharon desde Raúl Alfonsín hasta Eduardo Angeloz, Mauricio Macri y más recientemente Javier Milei.
Para Camus, bisnieto del exgobernador Eloy Camus, como Orrego se distanció del ajuste libertario en los temas más sensibles como jubilaciones, discapacidad, universidades y Garrahan, es claro que sus votos también buscaron ponerle un límite a la motosierra.
Es una lectura interesada, por supuesto. Si los 26 puntos que obtuvo La Libertad Avanza en San Juan son su techo, entonces el futuro será peronista o no será nada. Aún cuando lleve el signo antiK del orreguismo.
Es delicado plantearlo en estos términos, porque al ala más ortodoxa del peronismo sanjuanino tiene una repelencia inevitable contra Orrego. Curiosamente, las primeras líneas del partido conservan un trato cuasi amistoso con el gobernador.
Será interesante observar en esta segunda mitad de mandato, rumbo al 2027, si el vínculo entre Orrego y el PJ se tensa o sigue en modo paz y amor. El contraste con el clima de guerra que se vive a nivel nacional es notable.
En estas elecciones de mitad de mandato, al peronismo le sirvió polarizar con Milei y, en la misma medida, hacer de cuenta que Orrego no jugaba. Hubo algún intento de pegarle al gobernador con su alineamiento inicial con la Casa Rosada. Pero se desactivó rápidamente. Fue un criterio pragmático. Todas las encuestas arrojan que, independientemente de los votos, Orrego sigue teniendo un alto nivel de aprobación. Por lo tanto confrontarlo hubiera sido una mala idea.
La estrategia del peronismo de apostar por un moderado como Andino y obviar la confrontación con Orrego fue acertada, a la luz de los resultados. Más acertado fue aún machacar contra Milei para que no se escapara un solo voto anti libertario. Por ahora con eso alcanzó.
La pregunta es si hacia 2027 bastará con agitar los fantasmas de Cristina por un lado y de Milei por el otro, o habrá que empezar a mostrar proyectos alternativos de país y de provincia.
También Camus dijo que a veces el peronismo pretende un país que no existe más. No fue una originalidad suya, en absoluto. Hace rato que hay voces disidentes dentro del movimiento que atribuyen los fracasos electorales y de gobierno a esa desorientación.
Si el peronismo lo consigue elaborar un modelo que parta del equilibrio fiscal para recién hablar de justicia social, producción y equidad distributiva, difícilmente podrá reconciliarse con un ciudadano dispuesto a perdonar la motosierra más cruel con tal de que no se dispare nuevamente la inflación.
Es curioso. El equilibrio fiscal fue un pacto no escrito que se aplicó en San Juan desde el 2003 en adelante. Aquí, en esta modesta provincia cordillerana, nadie discute que las cuentas deben estar ordenadas.
PELADO STREAM
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