¿Garpa peronizar o desperonizar?

14:36h

Peronizar o desperonizar, esa es la cuestión. Hace tiempo que el Partido Justicialista se viene debatiendo intensamente entre las dos posturas.

De un lado están los que exigen salir a flamear las banderas de Perón y Evita, con marcha, choripán y una letra K bien grandota en el pecho. Del otro, están están los moderados. Son los que entienden que ese voto ya está con ellos y que para ampliar la base de representación tienen que disimular un poco tanto folklore.

Temen que tanto alarde peronista pueda ser contraproducente, sobre todo en estos tiempos de capa caída.

El consultor Maximiliano Aguiar el viernes pasado dejó una pista bastante interesante para resolver ese conflicto. Aquí en Pelado Stream, Aguiar dijo que en San Juan se da un fenómeno llamativo: el peronismo como espacio político, como unidad de ideas, mide mejor que algunos dirigentes peronistas.

El peronismo mide mejor que los peronistas que marcaron los últimos años en la provincia. El sayo le cabe directamente a Sergio Uñac.

Pero Uñac no gobernó solo. Es como el matrimonio: en las buenas y en las malas.

En otro contexto la recomendación sería ampliar horizontes porque nadie puede pretender ganar una gobernación con un voto duro peronista solamente.

Pero no es el caso de la elección que viene en octubre. En un escenario de tercios, 25 a 30 puntos duros serán más que suficientes para poder levantar la V de la victoria. Al fin de cuentas, 30 puntos fueron los que obtuvo Manuel Adorni en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Apenas 30 puntos le bastaron a Javier Milei para explotar de euforia y sentir que pudo ‘domar’ a los ‘mandriles’. ¡Apenas 30 puntos! Claro, al resto le fue peor. No se diga más.

30 puntos no son buenos: son buenísimos. Si el peronismo tiene un piso duro de 20 a 25 puntos, que son los puntos de Cristina en San Juan según Antonio De Tommaso, entonces no parece buena idea pasarse el jabón blanco justo ahora.

Esa es la receta que vino empleando José Luis Gioja desde que dejó la gobernación en 2015. De hecho, mientras Uñac se relacionaba con Mauricio Macri con mano de seda, forzado por las circunstancias de tener que convivir, Gioja endureció su discurso opositor.

Al día de hoy, con 75 años, Gioja es tal vez el dirigente más identificado con el peronismo clásico. Con sus batallas a cuestas y un sinfín de cicatrices. No parece que la edad sea suficiente argumento para dejarlo fuera de carrera. De hecho, tanto el oficialismo como la oposición lo están midiendo. Es una de las hipótesis probables que termine compitiendo como candidato a diputado nacional.

Gioja sería la opción más peronista. Dentro del partido, se ubica definitivamente en el sector que pretende dar la pelea con las banderas históricas, aunque en un amplio segmento de la población hoy sean mala palabra. Prohibido olvidar que en esta elección de mitad de mandato nadie necesita mayorías. Basta con 30 puntos para conquistar una banca.

En el extremo opuesto a Gioja se encuentra Cristian Andino. Es literalmente lo opuesto. Es renovación, viene apadrinado por Uñac y su carga peronista es mucho más liviana. El ex intendente de San Martín tiene un perfil llamativamente superpuesto con el de Marcelo Orrego.

Sería el candidato de la desperonización. ¿Bancaría el partido, bancarían los militantes un referente con estas características si las encuestas lo avalaran? Hay un grupo de intendentes que parece tentado a hacer esa apuesta.

En una intersección entre Gioja y Andino se encuentra Fabián Gramajo. Tiene la identidad peronista marcada, pero generacionalmente está más cerca de Andino. Sin embargo, no cuenta con padrino. No lo acompañará Uñac. Ni Gioja. Salvo que la coyuntura lo ponga en lugar justo, en el momento indicado.

Más allá de los nombres, habrá que liquidar una pregunta que viene martillando hace años: ¿garpa peronizar o desperonizar?

PELADO STREAM

Daniel Tejada
hola@peladostream.com.ar
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