
19 Jun 08:53h
Decir que el fenómeno CFK arrastra al PJ de San Juan puede ser una buena o una mala noticia. Dependerá siempre de quién la mire. Vale más que nunca atarse a una máxima peronista: la única verdad es la realidad.
Esa verdad indica que el fallo de la Corte Suprema puso nuevamente a la presidenta del Partido Justicialista en la centralidad de la escena. Y con ella, su estilo de confrontación sin medias tintas. El peronismo que intentaba lavarse gradualmente para moderar el discurso, repentinamente se vio forzado a seguir el manual de instrucciones de Cristina.
Le pasó a Mauricio Macri, incluso en la cúspide de su popularidad. Y le pasa hoy a Javier Milei. El empecinamiento judicial contra Cristina terminó empoderándola. Hoy, presa en su domicilio y con tobillera electrónica, fue capaz de movilizar al grueso del peronismo. Incluso aquellos sectores que hace tiempo le venían augurando la despedida.
Polarizar con Ella siempre tuvo doble filo. Es muy tentador, ciertamente, porque la ex presidenta tiene un altísimo nivel de rechazo en la sociedad. Sin embargo, su núcleo duro sigue intacto. Ya no le alcanza. Pero es suficiente para borrar del mapa a cualquier otra expresión interna del peronismo que pretenda desafiarla.
Presa y con tobillera electrónica, CFK está más fuerte que nunca en términos de conducción y liderazgo. Para el oficialismo libertario y el oficialismo orreguista, esta puede ser una buena noticia. Ambos sectores se alimentan del antikirchnerismo. El único problema -no menor- es que deben repartirse esos votos.
Marcelo Orrego, que decidió no mimetizarse con Milei, saldrá a disputar el voto antiK con la bandera de lo local. Con políticas públicas inspiradas en el peronismo que mamó en su casa, puede atraer segmentos que antaño estuvieron junto al kirchnerismo pero hoy buscan arrimarse al calorcito del poder de turno. Por ejemplo, el bloquismo. Pero hay muchos más.
Mientras tanto, los libertarios silbaron bajito estos días. Fue más el fervor periodístico que el entusiasmo de los funcionarios nacionales tras la condena contra Cristina. El presidente hizo apenas algún posteo por ahí. Luego siguió en la suya, ‘domando mandriles’ con medidas económicas. Nunca le resultó cómoda esta batalla judicial y es entendible que así fuera. Arrinconar a CFK puede tener efectos impredecibles.
Pasó con las multitudes que se concentraron debajo del balcón de San José y Humberto Primo. Y pasó nuevamente -de modo recargado- este miércoles histórico con incontables personas reunidas en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.
Para el peronismo local, la nueva vida de Cristina también puede ser una buena o una mala noticia. Por un lado, el renovado vigor de la ex presidenta funcionó como una inyección de adrenalina para encarar las elecciones de octubre. Si en Buenos Aires empezó a sonar el cantito ‘vamos a volver’, los ecos tarde o temprano deberían sentirse aquí también. O no.
Dependerá, siempre, de una multiplicidad de factores.
Lo cierto es que el despertar del kirchnerismo clásico, combativo, intransigente y muy cercano a la izquierda -ayer estuvieron en la marcha los referentes más importantes de este sector, con Myriam Bregman a la cabeza- condiciona al peronismo sanjuanino.
Sergio Uñac ya se alineó sin restricciones. Estuvo el martes por la noche en el PJ de calle Matheu, recibiendo indicaciones junto al resto de los legisladores nacionales de Unión por la Patria para coordinar esfuerzos en el Congreso. Su delfín, Cristian Andino, tendrá que endurecer su cuidadosa moderación. O pagar el costo interno de no hacerlo.
Andino, que tuvo que pronunciarse en defensa de CFK finalmente, no está cómodo con ese estigma kirchnerista. No lo lleva con comodidad ni mucho menos con orgullo, a diferencia de José Luis Gioja. Será interesante ver cómo se acomodan las piezas en las próximas semanas, detrás de la estela que abrió Cristina.
Ahora bien, con Ella o sin Ella, algo acaba de suceder: la oposición a Milei debe ser dura o no será. Ese fue el mensaje de la calle. No hace falta mucho talento para tomar nota.
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