El enigma bloquista y el turno de Orrego

09:00h

Una cosa es apartarse de los extremos y otra, muy diferente, es ser neutral. Una cosa es evitar los agravios y otra, muy diferente, es evitar la confrontación. Esa puede ser una lectura apropiada para entender las primeras declaraciones del bloquista ungido por Marcelo Orrego para integrar la lista de candidatos a diputados nacionales, Federico Rizo.

Primero, lo primero. Rizo llegó a la lista orreguista prácticamente como el único extrapartidario. Toda una distinción para el bloquismo orgánico, el de Luis Rueda, en un contexto de socios históricos del basualdismo que resignaron posiciones para darles la bienvenida a los recién llegados.

Bloquistas siempre hubo al lado de Roberto Basualdo primero y Marcelo Orrego después. Pero fueron los bloquistas disidentes. Esta vez se trata del partido orgánico que acompañó tanto a José Luis Gioja como a Sergio Uñac.

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Federico, heredero del histórico Pedro Rizo, llegó a la banca de diputado provincial gracias a que integró la lista de proporcionales de la fórmula Uñac-Andino. El repentino fallecimiento del kirchnerista Horacio Quiroga, más el rechazo de Florencia Peñaloza a dejar la Defensoría del Pueblo, le abrieron el camino a la Legislatura.

Para Rizo fue un ascenso inesperado. Para Rueda, fue pura ganancia. Su peso relativo en el recinto pasó de tres a cuatro diputados. Para el orreguismo, súbitamente, el bloquismo se convirtió en un aliado importante a la hora de construir una nueva mayoría.

Con la candidatura de Rizo, Orrego abrochó un pacto de gobernabilidad de largo plazo. Al bloquismo le interesa no tanto el 2025, como el 2027. Orrego irá por la reelección. Debajo de su paraguas habrá chances de ubicar desde intendentes hasta concejales. Y sí, también algún que otro diputado en la lista de proporcionales.

Para Rizo, como para Andrés Chanampa en 2013, la candidatura a diputado nacional en tercer lugar titular es mucho más que una candidatura simbólica. No es expectante, al menos no en principio. Pero le servirá la campaña, como le sirvió al chimbero, para empezar a trascender a nivel provincial.

Una campaña de esta magnitud no estaría al alcance del bloquismo con sus propios medios. Pertenecer -al oficialismo de turno- tiene sus beneficios.

A través de Fabián Martín, Orrego apuesta a romper la polarización entre mileísmo y kirchnerismo, con un sello provincialista. El vicegobernador dijo en Pelado Stream que un extremo y el otro se parecen bastante.

Es riesgosa una afirmación semejante. La avenida del medio, en tiempos de algoritmo violento, puede ser insípida. La neutralidad no es la receta indicada.

Rizo ensayó algunas declaraciones filosas. Dijo que el justicialismo se apartó del interés de los sanjuaninos por seguir el mandato de Buenos Aires. Que, bajo ese punto de vista, el que cambió de camiseta no fue el bloquismo, sino el PJ. Habrá réplica, seguramente.

Dijo también que los mileístas, que hacen gala de la libertad, al que piensa distinto lo disciplinan. Y que están gobernando alejados del federalismo, asfixiando a las provincias. También habrá réplica, seguramente.

Si el peronismo es kirchnerismo y el kirchnerismo es mala palabra, si los libertarios también son mala palabra, entonces hay chances de sobrevivir a la polarización. O al menos así debería funcionar, de acuerdo al plan del novísimo bloquismo orreguista.

Una cosa es apartarse de los extremos y otra, muy diferente, es ser neutral. Una cosa es evitar los agravios y otra, muy diferente, es evitar la confrontación. En este arte del pragmatismo, el bloquismo tiene oficio.

El gran interrogante es si, además de oficio, el bloquismo tiene votos propios. El justicialismo siempre tuvo dudas, pero nunca disolvió la sociedad. Ahora le toca a Orrego descubrirlo.

PELADO STREAM

Daniel Tejada
hola@peladostream.com.ar
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