Cristina condenada, el país dividido y el mismo tufo de siempre

09:39h

Hablaron los supremos Ricardo Lorenzetti, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz y la suya debiera ser la última palabra. Cristina Fernández de Kirchner fue condenada a seis años de prisión de cumplimiento efectivo -más allá de que le concedan la domiciliaria- inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos y decomiso de bienes por unos 84.000 millones de pesos. Cosa juzgada. Pero no.

La llamada Causa Vialidad se politizó tanto que los argumentos jurídicos pasaron a segundo plano y la discusión pública le pasó por encima a los libros de Derecho. Ocurrió por el calibre de la involucrada, por supuesto. Cristina no es cualquiera. Pero también ocurrió por el tufo de los tribunales, tan sospechados como la propia casta política de la que reniega Javier Milei.

La sentencia contra CFK divide aguas, porque el fallo de la Corte, que es institucional, no termina de liquidar la cuestión. Y ese es el punto crítico de esta historia: el máximo tribunal no cierra nada, con el perdón de los legítimos defensores de la República que quieren confiar en la pulcritud de los procedimientos y las convicciones.

Vale hacer una aclaración a esta altura, para que se terminen de enojar todos: esta columna no pretende defender a la ex presidenta. Tampoco condenarla. Se supone que para eso está la Justicia. Y que el resto del ecosistema social, que puede tener la libertad de opinar, debería hacerlo siempre allanado a la voz final de los tribunales. Sí claro, si los tribunales fueran todo lo que no terminan de ser. Ese es el foco en esta ocasión.

¿Cuántos de quienes hoy opinan sobre la Causa Vialidad leyeron las 3100 páginas que contienen el expediente original más las apelaciones? Dicho sea de paso, gracias ChatGPT por el dato. Por supuesto que una ínfima porción de la sociedad habrá analizado pormenorizadamente el contenido, las pruebas y la doctrina aplicada. Una porción todavía menor estará en condiciones de ofrecer un criterio propio, independiente de lo que hayan dicho las partes intervinientes.

Sin embargo no hay ciudadano o ciudadana indiferente. Cristina será una chorra o una perseguida política según quien la juzgue. Lo peor es que la Corte Suprema no liquidó ni liquidará esta discusión. Porque, más allá de lo jurídico, está absolutamente teñida por lo político.

No solo CFK le imprimió el carácter político a la cuestión, con su denuncia permanente de lawfare. También lo hizo Mauricio Macri. Su carrera política se construyó a partir de la rivalidad con Cristina y las denuncias de corrupción que promovió Lilita Carrió y que sirvieron de andamiaje para edificar la victoria de Cambiemos en 2015.

La política siempre estuvo presente. Los tribunales no quedaron al margen de esta trenza. ¿Acaso alguien puede olvidar los viajes a Lago Escondido, de los que participaron jueces, funcionarios del macrismo y altos gerentes del grupo Clarín?

Entre los jueces invitados estuvo Julián Ercolini, quien dictó el procesamiento contra Cristina y compañía por la Causa Vialidad. Lo dicho: es muy difícil comprar el combo de Justicia cuando la Justicia está tan enchastrada como el resto de los mortales en este bendito país.

Cristina será una chorra o una perseguida política según quien la juzgue. Lo peor es que la Corte Suprema no liquidó ni liquidará esta discusión. Porque, más allá de lo jurídico, está absolutamente teñida por lo político.

El aparato mediático afín al grupo Clarín y a La Nación acorraló a Milei cuando se cayó la sanción de la Ley de Ficha Limpia, acusando al presidente de haber firmado un pacto de impunidad con Cristina. Los libertarios se cobraron esa factura tras el fallo de los supremos. Fue otra de las dimensiones políticas de la resolución.

Finalmente y para no extender demasiado el análisis, un último factor, a esta altura evidente: la condena a Cristina le sirvió como salvavidas al peronismo totalmente dividido. Corrió de toda candidatura a la ex presidenta y le dio un motivo de unidad a los que, hasta ayer, no hubieran confluido jamás.

El martes 10 de junio de 2025 ya es histórico. Cristina ya está condenada y el país, dividido. Con el mismo tufo de siempre.

PELADO STREAM

Daniel Tejada
hola@peladostream.com.ar
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