
16 Abr 08:30h
Ya no hay misterio acerca del buen romance entre el bloquismo y Marcelo Orrego, en términos políticos obviamente. Lo dejó bien en claro el presidente partidario, Luis Rueda, otrora secretario privado de Sergio Uñac. Pasaron cosas.
Rueda dijo en vivo en Pelado Stream que no lo convence ninguno de los dos modelos nacionales: ni el de Javier Milei ni el de Cristina Fernández de Kirchner. Que su partido irá por la tradición histórica. Es decir, acompañar a San Juan.
Fue una manera elíptica de repetir que están esperando el convite de Orrego para compartir lista de diputados nacionales.
Aún en la negativa, aunque el bloquismo compita por separado y con la estrella impresa en la boleta, jugará con Orrego.
Puede que ocurra o puede que no. Será decisión del gobernador. Pero aún en la negativa, aunque el bloquismo compita por separado y con la estrella impresa en la boleta, jugará con Orrego.
‘Acompañar a lo local’, dijo Rueda categóricamente. Esa es la decisión tomada. No irán por la oposición furiosa. Eso se lo dejan al peronismo, su ex.
De los 20 años de alianzas entre bloquistas y justicialistas solo queda el recuerdo. Y algunos rencores también. Rueda criticó el voto obstructivo de sus colegas diputados en la Legislatura, conducidos por Juan Carlos Quiroga Moyano.
De los 20 años de alianzas entre bloquistas y justicialistas solo queda el recuerdo. Y algunos rencores también
Les echó en cara que no hayan acompañado el traspaso del mantenimiento de la Avenida Circunvalación cuando Orrego se los pidió. Dijo que, tras el abandono que hizo Nación, la gente se estaba muriendo en esa autopista. Que no había otro remedio.
Y contestó al aire a los que le imputaron haberse cambiado la camiseta. ¿Acaso alguna vez se puso la camiseta de Uñac? ¿O fue simplemente un pacto transitorio y conveniente mutuamente?
Parece que fue más lo segundo que lo primero. Sin mencionar a su ex jefe, Rueda dijo que al PJ le sirvió el bloquismo. Que le aportó unos 20.000 votos que pudieron irse a otro lado.
Es incomprobable la magnitud del voto bloquista, producto de esa fusión de ambos partidos durante dos décadas. Si el bloquismo queda aislado en octubre y debe competir con figuras propias, tal vez pueda mostrar lo que tiene.
Orrego, entonces, tendrá dos opciones. O deja que el bloquismo compita en soledad para testear de cuántos votos se trata. O lo incluye en su esquema, lo sube al frente liderado por Producción y Trabajo.
Toda receta tendrá su contraindicación, lógicamente. Dejar al bloquismo liberado siempre lo pondrá a tiro de que arregle con alguien más. Puede resultar inofensivo… o no.
Incluir al bloquismo en el frente orreguista impactará en los socios históricos de Juntos por el Cambio. El partido de la estrella pretenderá un lugar importante en la lista y eso significaría relegar al PRO, a ACTUAR y a Dignidad Ciudadana, por ejemplo.
El problema es que esta elección, parlamentaria y de mitad de mandato, tiene una lista muy mezquina para repartir. Todo acuerdo en 2025 solo tendrá sentido a la luz de las promesas de 2027.
Es decir, los aliados deberán bajar la cabeza y acompañar en 2025 con la expectativa de ser compensados en 2027, cuando todos los cargos electivos estarán disponibles.
Entonces surge una nueva pregunta: ¿el bloquismo aceptaría acompañar desde el anonimato, sin ninguna figura en un lugar expectante, a cambio de sellar un compromiso con Orrego?
Parece -solo eso, en apariencia- que Rueda está dispuesto a jugar con Orrego. Como sea. Incluso cuando la estrategia sea competir por separado. Un montaje, en el que habrá que medir muy bien el costo y el beneficio de la dispersión.
Rueda cuenta con que su acuerdo con los Bravo y con Graciela Caselles está muy sólido. Por lo tanto, cualquier decisión tendrá finalmente el acompañamiento del Comité Central y fundamentalmente de la Convención.
No tendría que pasar ningún apuro. Al menos hasta que llegue la hora de las urnas. Ese día, cuando se cierran los comicios, empieza el recuento de costillas.
PELADO STREAM
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